domingo, 28 de octubre de 2007

Ser y estar


Tu voz me abraza esta noche
Entre velas y cenizas,
La melodía suaviza el amargo licor
de besos extraviados.
Quisiera poder encender
Aquello que ya no te causa ilusión
Y liberar mariposas
sobre tus cabellos despeinados.

Ven conmigo
Y deja la máscara dentro del velador
Porque
Cuando estés a mi lado
Debes sólo
Ser y estar


Acaso es demasiado tarde?
Quisiera no creer que se fue nuestro ayer
Que tu fantasma se materialice
Formando halos de esperanza

Y bese mi espalda.

Tu voz me abraza esta noche
Entre angustia y lágrimas
Por lo que no fue y pudo ser
Quiero entonces,
Creer
Que el daño nos ha hecho crecer
Para poder hoy volver
Alma con alma
Ser y estar,
Un nosotros…
Eternamente.
C.G.

domingo, 14 de octubre de 2007

De lujuria y venganza


Por la entrepierna
fluye el deseo
de un momento de mentira y venganza.
Aún sabiendo que al fin de la noche,
el vómito ahogaría las voces
que me recuerdan quién soy,
para hacerme así,
romper en llantos.

Por mis pechos
Emana el veneno que inyectaste.
Bébelo de una buena vez!..
Y muere en mis brazos.
C.G.

martes, 9 de octubre de 2007

Ángeles


Ángeles baten alas al son de melodías de entrañas
Porque acá dentro
todo es bello, nada importa
Todo es, ¿calma?
Invitan a mariposas perdidas al descuido.
Levantan al árbol que yacía
inseguro al destino.
Despiertan con sonrisas burlescas
las historias innombrables
Hoy nada duele, nada importa
Todo es, ¿calma?.

Ángeles que rompen silencio
Como intentando radicarse en la elocuencia
de mis voces internas.
Las mismas de la esperanza, que hasta ayer,
se marchitaba por una leyenda mal contada
Hoy,
me cantan con regocijo
al exilio de demonios inmortales,
que hoy nada duele, nada importa,
Todo es ¿calma?.


C.G.

martes, 2 de octubre de 2007

La Almohada


El rostro de la mañana asoleda le esperanzaba. Poco ya importaba que los besos no le pertenecieran. Los restos fríos de aquel corazón turbado lentamente comenzaban a entibiarle el alma. El bajo perdido a vuelto, para marcarle dulces notas a los pasos de su vida. La melodía interna ya no suena a réquiem.


Que pase el siguiente -dice la niña-
Irónicamente,
mientras abrazaba
en soledad,
su almohada.

C.G.